De la filosofía de la mente a la ontología social: un tránsito insospechado.

Resumen:

La filosofía surge de la sorpresa, de la sospecha, de la curiosidad. Por eso, una de sus funciones más importantes es la de formular preguntas, formularlas de un modo tal que permitan seguir preguntando, que mantengan vivo el asombro. Esto ha sido mi motor motivacional y es porque seguí un camino de preguntas que transité de la filosofía de la ciencia a la ontología social de manera sutil y cadenciosa. De la pregunta acerca de qué significa ser racionales y en qué sentido los seres humanos lo somos, me moví a aquélla que inquiere respecto a la posibilidad que haya distintas maneras de ser racional. Y una vez formulado este cuestionamiento se abre un abanico inmenso de posibles dudas: ¿somos todas racionales de la misma manera? ¿las variaciones que puede haber son culturales o hay alguna base en la arquitectura de nuestra mente que de lugar para ello? Y cuando empieza una a inquirir acerca de la arquitectura de la mente y acerca de la cultura se aparece la sorpresa del mundo social: ¿cómo está este hecho? ¿de qué se hace? ¿existen entidades colectivas? ¿qué puede significar esto? El mundo, la sociedad y las relaciones sociales son lo que nos hace. Inquirir sobre ellas es inquirir sobre una misma y el mundo en el que una quiere vivir.

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Publicado el 13 de septiembre de 2021